jueves, 4 de octubre de 2007

APOYO EN MOMENTOS DE PRUEBA II

APOYO EN MOMENTOS DE PRUEBA II


La grandeza que Dios da proviene de las pruebas y el sufrimiento y de la confianza que se deposite en Él. La fortaleza y el poder que buscas no se alcanzan como pensabas. Esas virtudes no se hallan por la vía de la glorificación que persiguen los hombres; se llega a ellas por el sendero de Dios, la senda humilde, la de la sencillez.

Acude a mí en tus momentos de pesadumbre y angustia. ¡Clama a mí! ¡Aférrate a mis palabras! Tómalas, aduéñate de ellas, pues son verdad. Para ser la persona de Dios que quiero que seas, debes entender que mi Palabra representa verdad, poder, fortaleza y potencia. Mi Palabra te salva y te fortalece. Mi Palabra es un manto de protección que te envuelve. Mi Palabra te da el amor que anhelas. Todo eso te brinda mi Palabra. Es preciso que estés en conexión conmigo, y el centro de esa conexión está en mi palabra.

Ven a mis brazos amor mío. Te amo intensamente y con hondo desvelo. Ansío consolarte y aliviar tus heridas. Deseo sacarte de tu profunda desesperación, alegrarte el corazón, infundirte nuevo valor, reincentivarte, iluminarte el entendimiento y darte un corazón alado, a fin de que te remontes hasta mi presencia, accedas a mi amor y te introduzcas en el templo de mi Espíritu.

A solas conmigo, en la intimidad de mis aposentos, encontrarás la fuerza que precisas. Únicamente contemplando mi rostro y recibiéndome por medio de mis palabras, obtendrás el vigor y la energía que necesitas con premura.

Puede que al presente no entiendas algunas cosas, porque aún no ha llegado el momento de que te revele del todo mi plan, mi propósito. Pese a que no lo entiendas todo, cree y confía. Mis caminos no son tus caminos. No se puede conocer la mente de Dios esforzándose por entender y analizarlo todo con mentalidad carnal. Yo revelaré mis pensamientos y mis caminos mediante el poder de mi Espíritu a quienes se muestren receptivos y sumisos, a quienes crean, acepten y aprecien mi voz con fe y amor.

Te prometo que si sigues adelante por fe -aunque ni siquiera sepas a ciencia cierta si tendrás fuerzas para aguantar- no fracasarás. Así como el oro se purifica en el horno del refinador, los que pasan por la llama ardiente de las pruebas saldrán cual oro puro. Te pongo a prueba a fin de eliminar todas las impurezas. Por tanto, no tengas miedo de las pruebas. Te las mando porque te amo, para purificarte, en respuesta a tus oraciones.

( GRACIELA BAQUERIZO ).
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.

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