domingo, 11 de noviembre de 2007

LA BONDAD - SAN ALBERTO HURTADO SJ.

LA BONDAD - SAN ALBERTO HURTADO SJ.
Extracto de un texto más largo sobre las virtudes

Para amar hay que poner mucha bondad, esto es, mucho don de nosotros mismos. Pensar en los demás, agradarlos, sacrificarse por ellos. Conciliarlo todo en la bondad que acoge y acoge con alegría.
La bondad no es una simpatía superficial, no es la sensibilidad afectuosa: es la intuición de la situación de otro, de su necesidad, de su llamamiento, de su corazón, de su drama íntimo; porque lo amo, porque entro en comunión con él, con su sufrimiento, y hago confianza a la capacidad de superación que en él existe.
La bondad no es un sentimiento dulzarrón, sino un sentimiento fuerte. El que ama quiere el bien de quien ama. Por eso debe a veces mostrarse duro.
Bondad es comprender al otro, llorar con el otro, orar con el otro, ayudarlo. Bondad, es impedirle que se extravíe. Bondad es aceptar que se crea incomprendido cuando se le contradice por su bien, porque se le ama.
El exceso de bondad es el menos peligroso de los excesos. El exceso de bondad existe sólo cuando se cede al deseo del otro, contra su bien, o contra el bien común.
La bondad supone capacidad para soportar los golpes duros, las incomprensiones, los desfallecimientos, las oposiciones de dentro y las de fuera, el paquete de cada día con noticias desagradables, el asalto de los inoportunos que le roban lo único que le queda: el tiempo, y muchas veces por motivos totalmente fútiles.
Bondad con los otros y también con uno mismo, pues si no tengo bondad y paciencia conmigo tampoco la tendré con los demás. Bondad ante mi propia debilidad, ante mi flojera, mis prisas infantiles, mi inexperiencia, mis fracasos...
Quedar siempre dueño de mí mismo. Siempre dulce ante las cosas: ellas nunca tienen la culpa. Dulce con los otros. Ellos son lo que son; hay que tomarlos como son. Vale más torcerlos que quebrarlos. Ser bueno conmigo mismo; utilizarme en la mejor forma, en vez de gastarme en recriminaciones. No poseo a nadie sino en la bondad.
FUENTE : www.cpalsj.org/
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.

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