sábado, 3 de noviembre de 2007

" La Visión de San Ignacio en el camino de Roma"

" La Visión de San Ignacio en el camino de Roma"

"Y estando un día, algunas millas antes de llegar a Roma, en una iglesia, y haciendo oración, sintió tal mutación en su alma y vio tan claramente que Dios Padre le ponía con Cristo, su Hijo, que no tendría ánimo para dudar de esto, sino que Dios Padre le ponía con su Hijo" (Autobiografía 96*). Con estas palabras, el Padre Luis González de Cámara, nos relata esta experiencia sublime vivida por San Ignacio a mediados de noviembre de 1537. Junto a Diego Laínez y al Beato Pedro Fabro, el Santo se dirigía a Roma cuando, a unos kilómetros de la ciudad eterna, los tres peregrinos hicieron un descanso en un lugar conocido como "La Storta" (el cruce). En aquel sitio había una pequeña ermita donde Ignacio entró a orar. La gracia le fue concedida plenamente en ese instante con una visión del Padre y del Hijo.

La teofanía que nos pinta Valdés Leal representa el goce místico de aquel momento. San Ignacio se inclina fervorosamente ante Cristo quien lleva su cruz al calvario. Desde lo alto Dios Padre observa la acción, personificando plenamente la gloria. Los elementos de la composición son fácilmente reconocibles. El foco de luz se sitúa en el lugar de Dios Padre, logrando una sucesión de claroscuros que se expanden de forma circular. A los pies del Todopoderoso aparece el monograma de la futura Compañía de Jesús que, como nos hace recordar pictóricamente Valdés Leal, indujo al Santo fundar nuestra orden. La mirada del Creador se dirige en línea recta hacia al rostro de Cristo, como queriendo enfatizar la unidad de ambos. Los semblantes de los tres personajes de la obra, componen, en línea
recta, un triángulo rectángulo; elemento formal que le permitió a Valdés la distribución de los componentes en el soporte. Esta técnica, reiterada desde el renacimiento, le otorga al artista la posibilidad de establecer distancias que permiten respiros visuales en un contexto dominado por la atmósfera ténebre.
Como es recurrente en esta serie sobre San Ignacio, la obra se presenta con dos situaciones. En la escena posterior, se observa a San Ignacio hostigado por un jinete. Valdés Leal recrea la persecución que sufrió San Ignacio entre junio y agosto de 1538, tras haber sido acusado de herejía por Fra Matteo Mainardi quien esparció el rumor de que era un prófugo de la Inquisición. Afortunadamente el Gobernador de Roma, a instancias del Papa Paulo III, le abrió un proceso en el que se comprobó su inocencia. Siendo absuelto de culpa el 18 de noviembre de 1538. .

EL AUTOR DE LA PINTURA :
Juan de Valdés Leal
Nacido en Sevilla en 1622 de padre portugués, Juan de Valdés Leal es considerado junto a Bartolomé Esteban Murillo uno de los pintores más importantes de la Escuela Sevillana de siglo XVII. También escultor, Valdés reforzó su técnica aprendida en el taller de su maestro el cordobés Antonio del Castillo, con el estudio riguroso de la escuela flamenca, en especial las obras de Rubens y de Van Dick (popularizas en España por copias). El resultado de esta unión entre tradición e investigación fue el realismo efectivo que caracteriza su pictórica, donde el color, la luz y movimiento tienen un lugar destacado. Otro elemento importante en su biografía es la competencia con el pintor sevillano más influyente de la época: Bartolomé Murillo. Se sabe que entre ambos existió rivalidad y celos. Sin embargo, más allá de cuestiones anecdóticas, estos pintores representan las dos actitudes más llamativas del barroco sevillano: la discreción y fina austeridad de Murillo y la energía contrastada de Valdés. Aun cuando sus obras más celebres se encuentran en el Hospital de la Caridad de Sevilla ( In Ictus Oculi y Finis Gloriae Mundi ), la serie sobre la vida de San Ignacio de Loyola tiene interés tanto histórico como artístico. En lo histórico, las dos series sobre nuestro santo son las más grandes en dimensiones del siglo XVII. Y, en el ámbito artístico, la serie limeña defiere a la sevillana en las características del formato. El ciclo peruano es considerablemente más grande y, por lo tanto, mucho más conmovedor. Valdés Leal falleció en su Sevilla natal en 1690.
Fuente: Las Bellas Artes. Tomo 4. Grolier, Italia, 1974.
UNIVERSIDAD ANTONIO RUIZ DE MONTOYA - Programa de Humanidades
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( *96. " Después, acabado el año, y no encontrándose pasaje, decidieron ir a Roma, y también quiso ir el peregrino, porque la otra vez, cuando fueron a Roma los compañeros, aquellos dos de los cuales él dudaba, se mostraron muy benévolos. Se dirigieron a Roma, divididos en tres o cuatro grupos, y el peregrino con Fabro y Laínez; y en este viaje fue muy especialmente visitado del Senor. Había determinado, después que fuese sacerdote, estar un año sin decir misa, preparándose y rogando a la Virgen que le quisiese poner con su Hijo. Y estando un día, algunas millas antes de llegar a Roma, en una iglesia, y haciendo oración,
sintó tal mutación en su alma y vió tan claramente que Dios Padre le ponía con Cristo, su Hijo, que no tendría ánimo para dudar de esto, sino que Dios Padre le ponía con su Hijo " ).
FUENTE : www.jesuitasperu.org/
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.

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