domingo, 16 de diciembre de 2007

Decálogo de esperanza para el nuevo año por Mons. Angel Rubio Castro.

Decálogo de esperanza para el nuevo año por Mons. Angel Rubio Castro.

1.Procura vivir en buenos términos y avanza en lugar de redimirte.
Necesitamos tener esperanzas, más grandes o más pequeñas, pero sin la gran esperanza que solo puede ser Dios, aquellos no bastan .
No es la ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor.

2.Invoca frecuentemente el nombre de Dios, en Él estamos, vivimos y somos. El olvido de Dios y la correspondiente crisis de fe, conduce al abandono del hombre. Sin Dios no tiene sentido ni el hombre ni la historia ni la autentica esperanza. La fe sin esperanza es una suma de desilusiones.

3.No te dejes llevar por la corriente y crece el lugar de consumirte.
Hay que mirar la propia vida con los ojos de Dios y hacer el bien auque resulte incómodo. La esperanza en sentido cristiano es siempre esperanza para los demás. La caridad sin esperanzas es el dolor más grande.

4.Disfruta de tus logros y proyectos y elige dar en lugar de recibir. Colaborar con nuestro esfuerzo para que el mundo llegue a ser un poco más luminoso y humano , y se abran así también las puertas hacia el futuro, es esperanza en acto. No se trata de un vulgar optimismo siempre es “ expectación cierta”

5.Lucha por altos ideales y procura ser indulgente con el que se equivoca.
El reino de Dios es un Don y precisamente por eso es grande y hermoso y constituye la respuesta a la esperanza. El hombre es siempre libre y su libertad es también siempre frágil, nunca existirá en este mundo el reino del bien definitivamente consolidado.

6.Alimenta tu fuerza espiritual y no caigas en el hedonismo y consumismo.
Dios es el fundamento de la esperanza, pero no cualquier dios , sino el Dios que tiene un rostro humano y que nos ha amado hasta el extremo a cada uno en particular y a la humanidad en su conjunto. Quien no conoce a Dios aunque tenga múltiples esperanzas, en el fondo está sin esperanza sin la gran esperanza que sostiene toda la vida.

7.Practica el perdón y el respeto. No finjas afectos, ni seas cínico respecto del amor. Pero el amor es frágil. Puede ser destruido por la muerte. El ser humano necesita un amor incondicionado.
El hombre es redimido por el amor. Cuando uno experimenta un gran amor en su vida, se trata de un momento de “redención” que da nuevo sentido a su existencia.

8.Recoge mansamente el consejo de los años y persevera en lugar de renunciar.
Nuestra esperanza es siempre y esencialmente también esperanza para los otros; solo así es realmente esperanza también para mi. Toda esperanza cristiana está impregnada de caridad de catolicismo y ecumenismo. Una esperanza sin amor es fetichismo y asegura desesperanza.

9.Recuerda que Dios jamás retira su presencia.
Dios es justicia y crea justicia. La protesta contra Dios en nombre de la justicia no vale. Un mundo sin Dios es un mundo sin esperanza.
Este es nuestro consuelo y nuestra esperanza. Pero en su justicia está también la gracia. Esto lo descubrimos dirigiendo la mirada hacia el Cristo crucificado y resucitado.

10.Para disfrutar de Dios hay que dedicarle mucho tiempo.
Los Santos pudieron recorrer el gran camino de ser hombre , del mismo modo en que Cristo lo recorrió antes que nosotros, porque estaban repletos de la gran esperanza, que siempre es una expectación febril, audaz y generosa.
FUENTE : www.revistaecclesia.com/
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.

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