domingo, 30 de diciembre de 2007

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA.

Fiesta de la Sagrada Familia.
José era un gran hombre, cabeza de una familia de tres personas, una familia reducida.
El Evangelio dice: “José era un varón justo de la familia de David”.
San Mateo dice que después del destierro en Babilonia, el duodécimo descendiente de David fue Jacob, padre de José, esposo de la Virgen María, la madre de Jesús. De su ascendencia hasta el rey David (28 generaciones), sólo se conocen los nombres; ni siquiera se nombra a su madre; no se habla de la casa de sus padres, sólo se menciona de paso que debía empadronarse en Belén por ser la ciudad o pueblo de sus antepasados.
En esta pequeña familia, Jesús, María y José, se amaban profundamente, se necesitaban y eran muy importantes, cada uno para los otros; se complementaban en sus trabajos, conversaban en las tardes, compartían la mesa y las preocupaciones por sus vecinos, por su fe y su país.
Como personas sencillas, sus preocupaciones eran simples…Cumplían la ley, como una tradición importante para ellos, pagaban los impuestos, ayudaban a quienes los necesitaban y se dejaban ayudar por los demás; vivían un estilo de vida sana, pacífica y solidaria.
José respetaba profundamente a su mujer y a su hijo, su vida estaba marcada por el respeto y el cariño; sólo un hombre que ama profundamente a su esposa, es capaz de respetar su decisión de virginidad, sublimando su expresión de amor en gestos y actitudes de cariño sincero, verdadero y fiel, en un leal sentido de pertenencia a su familia y a Dios.
No sabemos en qué momento murió José; sólo se sabe que Jesús a los doce años fue con María y José al Templo de Jerusalén y regresó con ellos a Nazareth.
En algún momento, esa vida apacible y serena se rompió. José murió…No conocemos detalles de su muerte, ni cuando se produjo; ¿qué edad tenía Jesús?, si estuvo enfermo…nada se sabe.
La muerte de José afectó fuertemente la vida familiar, se sentía su ausencia; él era cabeza de la familia…lo echaban de menos…María y Jesús sufrieron mucho; eran personas sensibles y querendonas; amaban a José y la separación definitiva produjo en ellos un dolor indescriptible, algo como un desgarro interior, asumido con aceptación, sin rebeldía pero con mucha pena…La muerte de José dejó un espacio vacío muy difícil de llenar…conocieron el sufrimiento de ser familia incompleta; aprendieron en carne propia el desamparo de los huérfanos y las viudas…Jesús pasó a ser jefe de hogar, sintió la responsabilidad de sustentar y consolar a su madre. Jesús asumió el trabajo de carpintero que había aprendido junto a José.
En Nazareth Jesús aprendió a conocerse a sí mismo, y a conocer a los demás…aprendió a conocer las debilidades de los israelitas, sus engaños, sus pequeñas trampas, sus apegos y actitudes poco claras.En su hogar de Nazareth aprendió a respetar a la mujer, aprendió a amar la naturaleza de la cual expresó tan hermosos ejemplos y parábolas; aprendió a valorar la familia con su vida sencilla.Aprendió la necesidad de trabajar y descansar. Aprendió el equilibrio de la afectividad, a crear lazos de amistad y convivencia con vecinos, parientes, peregrinos, extranjeros y con Dios, a quien llama su Padre.
En Nazareth, Jesús se prepara para una misión que aún no conoce, pero que intuye en comunicación con su Padre, en oración.Aprende a respetar la ley y a vivirla desde el amor a su Padre (nueva interpretación de la ley).Aprende a amar a Dios, su Padre y dedica su vida a buscar su Voluntad y vivirla hasta las últimas consecuencias.
Gracias te doy, Señor, por la vida de Jesús Niño; por María, su Madre, que le enseñó todo lo que un niño necesita aprender…
Gracias por San José, esposo ejemplar para María y padre abnegado y amoroso para Jesús…
Gracias, Señor, por…
Gracias, Señor, porque…
Perdón, Señor, por tantos padres que no se preocupan de sus hijos, no les enseñan a vivir la vida y no los acercan al conocimiento de Dios…
Perdón, Señor, por las mamás que botan a sus hijitos en la calle, o los matan antes de nacer…
Perdón, Señor, por…
Perdón, Señor, porque…
Ayúdame, Señor, a testimoniar al mundo la maravilla de la maternidad-paternidad, la grandeza y dignidad de ser padres-madres de los hijos de Dios…Ayúdame, Señor, a…
Ayúdame, Señor, para…
Ayúdame, Señor, porque…
Coloquio íntimo de oración con el Dios de la vida, que nos da la capacidad de procrear, de dar vida.Oración Lc 2,39-40; 51-52“Así que cumplieron todas las cosas según la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazareth, el niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.”“Bajó con ellos y vino a Nazareth, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.”
FUENTE :
www.laicosignacianos.cl/
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.

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