domingo, 16 de diciembre de 2007

LA VIDA DE CARA AL DOLOR.

La vida de cara al dolor
Es común que, cuando un familiar o amigo cercano padece una enfermedad grave, o ante la inminente cercanía de la muerte de un ser querido, nos bloqueemos y no sepamos qué hacer ante tanto dolor del paciente, así como ante el sufrimiento de quienes nos resistimos a dejar partir al ser amado

Después del atentado contra el Papa Juan Pablo II, en 1981, él comenzó una vida de padecimientos físicos, dolor y sufrimiento recurrentes que mermaron su salud.
( Foto: Agencias ).
Para la tanatóloga y psicóloga Fabiola Montoya Martín del Campo, la práctica de vivir y convivir con la muerte todos los días, representa una experiencia de trascendencia, pues es mediante la agonía y del sufrimiento, entendidos en el sentido cristiano, como se encuentra el significado de la vida.
Juan Pablo II fue un hombre que vivió acompañado del sufrimiento a lo largo de su vida, y del dolor físico en sus últimos días. El 11 de febrero de 1984 regaló al mundo la Carta Apostólica Salvifici Doloris, sobre el sentido cristiano del sufrimiento.

«Me alegro de mis padecimientos»
«Suplo en mi carne –dice el Apóstol San Pablo, indicando el valor salvífico del sufrimiento– lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia» (Col 1, 24). «Ahora me alegro de mis padecimientos por vosotros» (la alegría deriva del descubrimiento del sentido del sufrimiento; cita en la introducción de la mencionada de 1984 Salvifici Doloris, del Papa Juan Pablo II).

Cuerpo y alma sufren
«Aunque en su dimensión subjetiva, como hecho personal, encerrado en el concreto e irrepetible interior del hombre, el sufrimiento parece casi inefable e intrasferible; quizá al mismo tiempo ninguna otra cosa exige –en su “realidad objetiva”– ser tratada, meditada, concebida en la forma de un explícito problema, y exige que en torno a él hagan preguntas de fondo y se busquen respuestas.
»Puede ser que la medicina, en cuanto ciencia y a la vez arte de curar, descubra en el vasto terreno del sufrimiento del hombre el sector más conocido, el identificado con mayor precisión y relativamente más compensado por los métodos del “reaccionar” (es decir, de la terapéutica). Sin embargo, éste es sólo un sector. El terreno del sufrimiento humano es mucho más extenso, mucho más variado y pluridimensional. Aunque se puedan usar como sinónimos, hasta un cierto punto, las palabras ‘sufrimiento’ y ‘dolor’, el sufrimiento físico se da cuando de cualquier manera “duele el cuerpo”, mientras que el sufrimiento moral es “dolor del alma”».

Sentido del dolor
«Dentro de cada sufrimiento experimentado por el hombre, y también en lo profundo del mundo del sufrimiento, aparece inevitablemente la pregunta: ¿por qué? Es una pregunta acerca de la causa, la razón; una pregunta acerca de la finalidad (‘para qué’); en definitiva, acerca del sentido».

Cristo entra en el mundo del sufrimiento
«Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna» (Jn 3, 16). Estas palabras, pronunciadas por Cristo en el coloquio con Nicodemo, nos introducen al centro mismo de la acción salvífica de Dios.
Cristo se acercó incesantemente al mundo del sufrimiento humano. «Pasó haciendo bien» (Hech 10, 38), y este obrar suyo se dirigía, ante todo, a los enfermos y a quienes esperaban ayuda. Curaba los enfermos, consolaba a los afligidos, alimentaba a los hambrientos, liberaba a los hombres de la sordera, de la ceguera, de la lepra, del demonio y de diversas disminuciones físicas; tres veces devolvió la vida a los muertos.
Era sensible a todo sufrimiento humano, tanto al del cuerpo como al del alma.El hombre «muere», cuando pierde «la vida eterna». (Salvifici Doloris, 14)
FUENTE : Sonia Gabriela Ceja Ramírez,www.semanario.com.mx
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.

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