domingo, 2 de diciembre de 2007

SAN FRANCISCO JAVIER - VITAMINAS “JAVERIANAS”.

SAN FRANCISCO JAVIER - VITAMINAS “JAVERIANAS”.

AFABILIDAD. Se consigue más con miel que con hiel. San Francisco Javier, a los capellanes portugueses escribía: “Sed amables, nada de enfado, nada de tristeza, siempre llenos de bondad y de benignidad”

TESTIMONIO. Nos encontramos en un mundo donde, muchos cristianos, no saben ni por qué lo son. Ya, San Francisco Javier, contrastó parecida situación: “Los cristianos que hay por estas partes no saben de doctrina nada más que decir que son cristianos, porque no hay quien les diga Misa, ni quien les enseñe el Credo”

PIEDAD. A veces corremos el riesgo de no dar importancia a las formas. Lo cierto es que, los signos y símbolos, también ayudan en la transmisión de la fe. Si San Francisco Javier viviese hoy, a ciencia cierta, que utilizaría todos los medios en favor de la evangelización: “Salía el Santo por las calles y plazas de Goa acompañado de un grupo de niños y muchachos. Lleva un rosario en el cuello y esgrimía una campanilla” (Cros, Biografía, I, pág.216)

FE. El convencimiento de lo que uno cree y lleva es la mayor garantía de lo que uno hace y promueve. “Llevo al rey de china…una pieza, la cual nunca fue enviada por ningún rey ni señor…..Este regalo es la ley verdadera de Jesucristo…..que si él conociera, lo estimaría más que ser tan grande y poderoso como es” (Carta 109, n.4 ).

OPTIMISMO. Todo lo que se siembra, tarde o temprano, fructifica. San Francisco Javier tenía confianza en las futuras generaciones: “Los muchachos, espero en Dios nuestro Señor que han de ser mejores hombres que sus padres porque muestran mucho amor a Dios y a sus Mandamientos” (Carta 70, n.3)

CONFIANZA. En un océano de tantas propuestas, ideas y religiones, puede que tengamos la tentación de echar marcha atrás. San Francisco Javier, desde Malaca, escribía: “Muy confiados vamos en la misericordia de Dios nuestro Señor, que nos ha de dar victoria contra sus enemigos….porque quien no conoce a Dios ni a Jesucristo, ¿qué puede saber?.....y los que no desean otra cosa que la gloria de Dios…..¿qué pueden recelar ni temer? (Carta 85, n.9)

CARIDAD. San Pablo nos dice preciosamente que “sin el amor”, todo lo demás, lo que somos y hacemos no sirve de nada. San Francisco Javier, hablando de la caridad, dice que ésta suple con creces todas las demás deficiencias: “es un buen hombre, sobrado de mucho celo, bondad y magna simplicidad, pero no muy letrado….Quiere ser sacerdote y creo que suplirá con su mucha bondad lo que no alcanza por letras” (Carta 12, n.4)

AGRADECIMIENTO. El hombre es más proclive a los derechos que a las obligaciones. Hasta tal punto podemos acentuarlo, que olvidemos el ser agradecidos: “Dios nuestro Señor se lo pague, pues yo no puedo hacer con obras cosa igual….Toda mi vida me quedo obligado a rogar por Vmd…(carta 136, n.1)

ESPERANZA. Dicen, y es verdad, que hay déficit de esperanza en el mundo. San Francisco Javier se aventuró en su misión, con todas las consecuencias, apoyándose en la esperanza: “…desconfiar de su misericordia y de su poder, por los peligros en que nos podemos ver por su servicio, es mucho mayor peligro que los males que nos pueden hacer todos los enemigos de Dios” (Carta 131, n.4)

SALUD. El encuentro con Cristo produce salud espiritual y también física. Constantemente llamaban a San Francisco Javier para que visitara a los enfermos. Ante la imposibilidad de hacerlo con todos les decía: “id y decidles que digan oraciones y sanarán”

HUMILDAD. Cuando somos grandes en humildad estamos más cerca de lo que merece la pena, más cerca de lo auténticamente grande. San Francisco Javier entendía que, la humildad, era camino imprescindible en el conocimiento y seguimiento a Jesús: “Disponeos para buscar humildad interior y exterior….para que sepáis primero curaros a vosotros mismos y luego a los demás” (Carta 90, n.25)

CRUZ. Cuando uno contempla y mira la cruz, todo sufrimiento se vive de otra manera; se relativiza, parece como si disminuyera. San Francisco Javier vivió enamorado del amor clavado en la cruz y, murió, agarrándose a la cruz. “En verla, Dios nuestro Señor sabe cuánta consolación recibimos, conociendo cuán grande es la virtud de la cruz, viéndola así sola…” (Carta 15, n.6).
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.

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