sábado, 15 de marzo de 2008

EL SENTIDO DE LA CRUZ DE JESÚS.

El sentido de la cruz de Jesús
En la liturgia del Viernes Santo, se nos dice, “mirad el árbol de la cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo”, algo preciso antes de de venerar el signo de los cristianos. La cruz es redención del mundo, incluso decimos que Cristo murió por nuestros pecados, la Resurrección es el “sí” de Dios a la muerte. La muerte no es el final.
Como creyentes tenemos que preguntarnos, ¿por qué Dios quiso que su Hijo muriese de esa forma, en la cruz?.

La cruz en aquel tiempo era la forma de muerte más ignominiosa para cualquier malhechor, era motivo de escándalo, de humillación. Recordemos lo que decían algunos cuando Jesús estaba crucificado, lo que decían los judíos, “sálvate a ti mismo”, mientras Jesús aguantaba el dolor ante su inminente muerte. Los romanos utilizaban el castigo de la cruz como el mayor castigo, para humillar al delincuente, hasta tal punto que hay testimonios que crucificaban a malhechores una vez decapitados. Lo hacía para humillar al condenado y a su familia, a la cual la consideraban maldita. Cabe destacar que las crucifixiones se hacían en lo alto, o sea en montes o en altura a las afueras de las ciudades y caminos, la intención de ello era sólo para que todo el mundo lo viera, y supiese quien era el reo de muerte, que todo el mundo lo conociese.
Ahora entraría el significado teológico de ese hecho, o la interpretación para nuestra fe. Ya San Pablo decía que la cruz era escándalo para los judíos. Pues bien, si Dios quiso que su Hijo muriese de esa forma no es por pura casualidad histórica, porque la vida de Jesús de Nazaret está llena de mensaje para nosotros.
En la cruz morían los malhechores, Jesús murió como un malhechor, tenemos que admitirlos los creyentes. La novedad está precisamente en eso, es que la salvación del mundo empieza por lo que nadie quiere, por los excluidos de nuestra sociedad. Cuando hablo de excluidos cada uno puede pensar en diferentes colectivos, los sin techos, las mujeres maltratadas o prostitutas, los sidosos... gente que en verdad a ninguno de nosotros no nos gustaría encontrarnos por la calle. Pues en esa gente es donde piensa la Salvación. Jesús no vino a condenar el pecado sólo, sino a remediar el sufrimiento. Observemos las curaciones de Jesús. Un ciego, que para la sociedad judía era un desgraciado y su vida queda para pedir limosnas en los templos, la enfermedad era signo de pecado. La publicana que le da agua a Jesús, una publicana era una pecadora. Jesús empieza su mensaje en una región que para los judíos era zona pecadora porque estaba contaminada con otras religiones, o el mismo sufrimiento de sus amigas Marta y María tras la muerte de su hermano. Esto lo hemos visto en esta cuaresma. Jesús viene a aliviar el sufrimiento de los que sufren. Por ello concluyo en mi reflexión personal, que Jesús viene a aliviar el sufrimiento. El muere en la cruz, porque en lo despreciable de este mundo es donde empieza la salvación del mundo, ese es el árbol de la cruz, la salvación del mundo.
Como creyentes esto tiene sus consecuencias, porque uno de nuestros lemas de seguidores de Jesús, debería ser “Hacer lo posible para que la gente sufra menos de lo que sufre”. Todo esto enmarcado en el lenguaje del amor. ¿Qué esperamos para ello?. Cuando escuchemos la pasión el domingo de Ramos y el viernes Santo debemos acordarnos de los excluidos de la sociedad donde tenemos que llevar nuestro mensaje de amor, porque el mensaje de Jesús sigue vigente todavía en nuestro mundo, que cada uno piense por donde va su compromiso para con Dios.
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.

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