viernes, 5 de septiembre de 2008

APRENDIENDO A VIVIR - AYUDA AL PRÓJIMO / APRENDIENDO A CONVIVIR.

Aprendiendo a convivir
Por Adriana Rajcan Guevara
El significado de la vida no se encuentra en la individualidad: la Vida adquiere significado con el otro, con los otros.

“No es bueno que el humano esté solo”... dijo el Señor, y a partir de ese momento todos estamos aprendiendo a con-vivir.

Los vertiginosos tiempos actuales, la tecnología que se renueva minuto a minuto, el consumismo… aíslan cada vez más al ser humano en la falta de amor, de atención, en la desconfianza y el inconformismo, en la competitividad y el individualismo.

Contabilizamos lo que nos separa, las diferencias de forma, olvidando lo que nos une, la cuestión de fondo.

No con-vivimos, no vivimos-con el otro, no estamos presentes unos para otros, desoyendo la voz del Creador de todos que nos invita a amarnos y respetarnos.

Dios, que habita en cada uno de nosotros desde que su Soplo de Vida penetró en nuestras profundidades, nos pide solo Amor… para con ÉL, para con el prójimo y para con nosotros mismos…

Y el Amor solo es posible en la convivencia respetuosa y amable, que no es solo una forma de vivir sino la Perfección de la Vida, es el poder espiritual que trasciende diferencias, es la plena aceptación del camino elegido por el hermano, es la fuerza positiva que aúna corazones, que re-significa la vida, que re-valoriza el nosotros y nos acerca a Dios desde el camino que cada uno ha elegido.

Gracias, por la vida que me regalas cada día.
Gracias, por tu Soplo de Vida
que alienta mi corazón en cada latido…
Gracias, porque puedo ver la maravilla de Tu Creación.
Gracias, porque puedo escuchar voces y sonidos…
Gracias, porque puedo caminar, acariciar, tocar, trabajar, amar…
Gracias, porque puedo apreciar mental y sensorialmente
el asombroso milagro de cada día.
Gracias, por mi alma, que se inclina ante Ti
y percibe tu misericordiosa Presencia en todas partes.
Gracias.

Por participantes Católicos del Seminario:
María Eugenia Crespo, Susana Chaves, Eusebio Lizarralde, María C Vitelli
Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a la izquierda. Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver”. Los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?. ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?”. Y el Rey les responderá: “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”.
Mt. 25, 31- 40

En este texto Jesús nos invita a encontrarlo en los otros. Es el quinto resumen de las enseñanzas de Jesús y se refiere al final de los tiempos cuando el Reino alcanzará su plenitud. No sabiendo cuando llegará el fin, el Señor nos exhorta a estar prevenidos y preparados para la respuesta a Su pregunta que en definitiva será: ¿Amaste? En la ayuda al prójimo se encuentra la plenitud del amor a Cristo.

Jesús nos enseña a amar al prójimo como a nosotros mismos y antes de morir nos pide aún más:
Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros».
Jn. 13, 34-35

“Hace justicia al huérfano y a la viuda, y ama al forastero dándole pan y vestido”
(Deuteronomio 10:18) extraído de La Biblia Latinoamericana.
Por Rabino Arieh Sztokman
Dios en Su Misericordia, se ocupa de alimentar y vestir a los más necesitados sin importarle quienes son, cuales son sus características, que idioma hablan, cual es su color de piel.
Le importa resolver la necesidad de aquellas personas a quienes les falta lo indispensable para vivir.
Dios nos enseña a los seres humanos que debiéramos hacer lo mismo que El, dado que nosotros somos sus emisarios aquí sobre la faz de la tierra.
El pan y el vestido que El nos brinda no solo es el alimento material que sustenta y cobija al cuerpo, la materia, sino que también es el sustento espiritual que nos permite desarrollarnos como criaturas divinas portadoras de Su soplo de vida.
Hacer justicia (tzedaka) como El hace es restablecer la armonía que por algún motivo se ha perdido, brindándole al más necesitado aquello indispensable que le falta.

“No alcanzareis la virtud si no dais de lo que amáis”
(Corán 3,91)
En el Nombre de Dios, Clemente y Misericordioso

Por Sheik Beytullah Cholak – Gabriela Falcón de Cholak
La ayuda al prójimo es un acto íntimamente relacionado con la Misericordia Divina. La Misericordia como principio se origina en el acto Creador de Dios en sí mismo, acto considerado de Suma Misericordia en el Islam. En el Corán, libro sagrado de los musulmanes, Dios profesa en varias suras (capítulos) que siempre su Misericordia está por encima de su Furia.

En el mismo Corán después de la oración muchas veces vemos la mención de la ayuda al prójimo bajo el tercer pilar: el zakat o la zadaka que literalmente significa: purificación. El zakat es parte obligatoria de la limosna para el creyente que tenga los medios suficientes y contribuye así a dar a los pobres y la zadaka es la limosna con la que contribuyen todos los creyentes, sin importar su condición y es subsanada o dada por cumplida con aquel bien más ínfimo que pueda brindársele al prójimo: una sonrisa o como dicen los dichos proféticos, “sólo la mitad de un dátil”. Con esto ponemos de manifiesto que después de la oración que en la historia del Islam fue siempre considerada como la “llave del Paraíso”, el segundo pilar en importancia es la limosna, la ayuda al prójimo que no es otro fuera de mí, sino un “tú”.

El Profeta Muhámmad (P y B) se refirió en más de una oportunidad al mérito y las bendiciones para los que cuidan a los otros, traducido aquí por los huérfanos. Uno de sus dichos más celebres es aquel con el que se dirige a los progenitores que se hacen cargo de los niños huérfanos: “…en el Paraíso estaré junto a ustedes como los dedos de mi mano”. Otra de sus célebres narraciones asegura que “los creyentes son como un solo cuerpo, cuando una de sus partes duele, duele todo el cuerpo”

Hemos centrado la importancia del prójimo en el pilar del zakat y en los dichos en los que se pronuncia manifiestamente sobre este tema el profeta del Islam (P y B) ya que creemos que es la mejor forma de ilustrar la importancia que ocupa en la fe islámica la caridad, no sólo económica sino también espiritual.
FUENTE :
www.san-pablo.com.ar/rol/
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

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