sábado, 1 de noviembre de 2008

CUENTOS QUE DESCUENTAN - P. MATEO BAUTISTA.

CUENTOS QUE DESCUENTAN - P. MATEO BAUTISTA." Hay "ciertas ayudas " que son alivio para hoy y sufrimiento para mañana, como lo que expresa este desafortunado cuento.
El pobre hombre estaba destrozado. Se le ovía la tierra. No veía el cielo ante sus ojos.
El gusto de la vida era un disgusto. La muerte de su hijo lo había transformado en un muerto viviente.
Sus días eran noches; y sus noches, un tormento. Y no dejaba de llorar.
Las lágrimas eran su pan cotidiano. Su tristeza se aliaba con la melancolía y la depresión.
El sufrimiento lo desgarraba. Sus vínculos, y hasta su familia, eran para él extraños.
Quería desahogarse por un lado y, por otro, tragar a solas su desgracia. Parecía estar condenado a un duelo crónico.
Pero un día tuvo una visita inesperada. Él, que se resentía contra Dios, tuvo la revelación de un ángel. ¡ Parecía íncreíble !
- Hombre, ¿ po qué lloras así sin consuelo ?
- Se ha ido mi alma con mi hijo muerto. ¿ Qué sentido tiene ya mi vida ?
- Deja de llorar, se arrugará así tu existencia - instó el ángel.
- ¡ No puedo, no puedo ! Tú, ¿ tú quieres ayudarme ?
- ¿ Qué deseas que haga por ti ?
- Una sola cosa me tranquilizaría : ver a mi hijo, aunque sea por un segundo y constatar que
está bien. Nada más - acotó el angustiado papá.
- ¿ No te basta con la fe en la resurrección del Hijo de Dios ?
- Creo, pero necesito verlo. ¡ Por favor !
- Concedido - respondió lacónicamente el ángel.
El hombre cayó en un profundo éxtasis. Para él se abrieron las puertas del cielo.
Junto al ángel guía contemplaba la felicidad de los bienaventurados. Allí todo era dicha, paz, serenidad.
Pero algo en especial le llamó la atención : una larga hilera de muchachos con rostro feliz, portando una vela con una luz destellante.
- Ángel bueno, ¿ quiénes son ?
- Los jóvenes que han muerto tempranamente.
El hombre quedó pensativo y con un semblante decaído preguntó :
- Y mi hijo, que murió tan joven, ¿ dónde está ?
- Allí, al fondo.
En efecto, el joven se encontraba junto a los demás, pero sin sonrisa.
- Buen ángel, ¿ por qué mi hijo no sonríe como los demás jóvenes y porta una vela apagada ?
- Pregúntaselo tú mismo - repuso el ángel.
- Mi querido hijo, ¿ por qué estás tan triste ?
¿ Por qué no tienes la vela prendida como tus compañeros ?
- Papá, tu tristeza mata mi sonrisa. Tus lágrimas apagan mi vela.

MORALEJA :
Hay cuentos que descuentan :
como duelos que alivian
para hacer sufrir más.

PARA REFLEXIONAR :
¿ De verdad crees que los muertos dependen de tu apego, sufrimiento o infelicidad ?
¡ Pobre de ti ! ¡ Pobre de ellos ! ..."

( de " Cuentos para elaborar el duelo ", P. Mateo Bautista, Ed. San Pablo ).

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO VARGAS.

1 comentario:

Unknown dijo...

Disculpen pero no comprendí la moraleja.Nuestros seres queridos q ya no están ,no descansan hasta q elaboramos el duelo y dejamos de llorar?